Se acaba la jornada laboral e Illy RYA está cabreado porque hoy no ha conseguido ningún trato. Illy trabaja en un concesionario de coches como vendedor en Marsella y, desde que empezó la recesión, sus ventas han bajado drásticamente. Para angustiarse, ha tomado la costumbre de ir al sex-club local para utilizar a las putitas que adoran ser folladas por un hombre trajeado como él.